-No era muy paciente ¿no? Aunque bueno, yo se lo perdonaría- suelta una de golpe...- ¡Y yo!- mientras tanto bebo el chocolat con ansia y con el pelo mojado y chorreando la camiseta y los baqueros, pero total.. ya se secará. Las escucho y me río con ellas. La gente nos mira, estamos felices y se sienten extrañados
pero les resulta en cierto modo bien pero de mala educación, lo comentamos y decidimos que será envidia... Besos, abrazos, adióses y futuros planes que lo más probable no se lleven a cabo; ya que aun que quedemos, será a dar una vuelta. Es rutina.