miércoles, 23 de noviembre de 2011

Tiempo de escalofrío en la espalda.

Entra luz por la ventana, pero no me apetece salir, venga va, solo cinco minutitos más. Total, es sábado. Me acurruco y me encojo entre las sábanas, se está bien, está calentito. Me quedo pensando en nada y en todo, en la canción que me gusta y lo bien que se está en silencio, en lo que me gusta tener conversación y en lo que me gusta callar, en lo bien que se está en la noche y que me da miedo la oscuridad. Se me ha pasado el tiempo, pero sigue sin apetecerme salir, bueno, según la hora. Saco el brazo y cojo el móvil, le doy al botón y por unos momento me deslumbre. Me cuesta distinguir hacia donde apuntan la agujas, las diez y cuarto, no es mala hora para salir. Retiro las mantas a patadas y me incorporo. Me entra frío, vuelve el tiempo del escalofrío en la espalda. Me pongo las zapatillas y salgo de mi cuarto, está oscuro y no me gusta. Así que ya de mañana por donde paso enciendo luces y así hasta la cocina. En la repisa encuentro junto a mi taza preferida una nota en la que dicen que han salido, que volverán tarde. Bueno, no importa, cojo la taza y me preparo mi leche caliente con chocolate, me apetecía la verdad. de vuelta en mi cuarto me miro en el espejo y pienso en lo que me apetece hoy, desde luego hacer la cama no. Quizá hablar con alguien, o leer, tal vez escribir o estar con el ordenador, no, ya se, me apetece bailar. ¡Ah! Pero hoy no tengo clase, bueno, no es problema, no necesito estar en clase para ello. Así que decidido, me remango el pantalón del pijama, me cambio la camiseta y me pongo las zapatillas, caliento un poco y me pongo música desde el salón.
Empieza el espectáculo, uno, dos, tres, cuatro cambio, cuarta posición y pirueta. Mierda después de la pirueta no va la caída al suelo... Empecemos glissade, glissade, quinta, tendu, cuatro, cambio y pirueta. Bueno, esto mejora, o no, porque estoy otra vez en el suelo, pero lo que importa es que lo intento y disfruto. Sigo así por un rato, hasta que ya no puedo ni sostenerme en pie, y me quedo en el suelo, tumbada y mirando el techo, y me imagino como sería, todo perfecto, espero, el peinado, el traje, el sitio, todo oscuro y un foco alumbrando...

De repente abro los ojos me doy cuenta de que sigue habiendo luz en la ventana, y que han pasado algo más que cinco minutos.

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